“Nadie nace odiando al otro por el color de su piel, su origen o su religión. El odio se enseña, y si se puede aprender a odiar, también se puede enseñar a amar” Nelson Mandela
Los niños y niñas se caracterizan por esa inocencia pura que les hace ver la vida de forma de diferente, ellos no nacen siendo intolerantes, racistas o excluyendo a nadie por su género, color religión, raza…Entonces, ¿en qué momento cambia esto? ¿Por qué aparece aparecen la intolerancia, el racismo o la exclusión en los niños y las niñas?
Todos esos prejuicios no nacen de ellos. Los niños y las niñas aman, se asombran, son felices con sus amigos sin importar si son niños o niñas; solo quieren jugar, aprender, amar y ser amados incondicionalmente.
Somos los adultos quienes jugamos un papel importante en la educación de los niños y las niñas, somos el espejo en el que ellos se miran y por tanto somos nosotros como adultos quienes fomentamos ese odio, esa discriminación y los niños y niñas tan solo asimilan lo que ven y actúan de igual manera. Por lo tanto los niños y niñas no discriminan hasta que se les enseña.
¿Qué podemos hacer para evitar esto?
- Educar en la igualdad
- Leer sobre otras culturas
- Leer cuentos sobre igualdad y emociones
- Ser un ejemplo para ellos y relacionarnos de forma respetuosa con todo el mundo que nos rodea
- Viajar
- Fomentar la amistad con otros niños y niñas de diversas culturas
- Ver la diversidad como algo bonito y enriquecedor
- Cocinar con nuestros hijos e hijas platos típicos de otros países o de otras culturas
- Ver películas
- Educar en esa igualdad con el resto de los niños y niñas, sin fomentar la competitividad o el ser mejor que otros.
Seamos conscientes, seamos tolerantes, seamos un buen ejemplo a seguir. Entre todos podemos construir una sociedad basada en el respeto.
Campaña de sensibilización enmarcada en el programa «Acogida para la atención integral del colectivo inmigrante 1.0»