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En los años 70 y 80, el concepto de adicción, era la dependencia física o psíquica a una sustancia, pero finales del siglo XX surgió un nuevo tipo de adicción caracterizada por no ser una dependencia  a drogas clásicas, como el alcohol o el tabaco, ni a drogas sintéticas u otro tipo de sustancia, sino a actividades y comportamientos cotidianos que convertidos en adicción impiden llevar una vida satisfactoria. Este tipo de adicciones se como conocen como adicciones comportamentales o mal llamadas “nuevas adicciones”.

 Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro personas sufre trastornos de la conducta relacionados con las adicciones sin sustancia.

¿Qué es una adicción comportamental?

La adicción comportamental, llamada también adicción sin droga, es un tipo de adición en la cual se da una pérdida de control de una determinada conducta y que tiene como característica, dependencia, tolerancia, síndrome de abstinencia y la interferencia grave en la vida cotidiana de la persona. De este tipo de adicción hay que destacar que “cualquier conducta normal o placentera puede desarrollar una adicción o un trastorno adictivo” ya sea a comer, correr, trabajo, cirugías estéticas…

Las adicciones comportamentales más comunes son las siguientes:

  • Trastorno por juego de apuestas o ludopatía. 
  • Trastorno de juegos por internet.
  • Adicción a internet.
  • Adicción a la pornografía.
  • La adicción al móvil.
  • La adicción al sexo.
  • Las compras compulsivas.

¿Cuándo considerar que una conducta es adictiva?

Se desarrollan los siguientes patrones:

  • Repetición de la conducta: la persona no puede parar de realizarla y cada vez la necesita con mayor frecuencia para lograr la satisfacción buscada
  • Pérdida de control: se siente un deseo intenso, una necesidad irrefrenable de concretar la actividad placentera.
  • Relación de dependencia: irritabilidad y malestar ante la imposibilidad de concretar la conducta (abstinencia), imposibilidad de dejar de hacerlo pasado un corto período de tiempo, e incapacidad para dejarlo a pesar de haberlo intentado reiteradamente,
  • Tolerancia: necesidad de aumentar la cantidad de actividad para conseguir los mismos efectos
  • Ocultación: las consecuencias negativas suelen ser advertidas por personas allegadas que las comunican a quien padece la adicción, pero como mecanismo de defensa la persona adicta niega el problema
  • Descuido de las actividades cotidianas: como las laborales, académicas o relacionales.
  • Progresivo desgaste de las relaciones.

¿Cuándo pedir ayuda a un profesional? ¿Qué profesional?

La mayoría de las veces, debido a que uno de los síntomas de las adicciones es el autoengaño, la persona que tiene una adicción comportamental no es capaz de pedir ayuda, e intentan ocultarlas. Por eso, son normalmente los familiares los que se dan cuenta antes.

La recomendación, es que acudan a un profesional especializado en este tipo de adicciones, para que les asesore acerca de cómo conseguir que su familiar tome conciencia de que tiene un problema y consigan que se ponga en tratamiento.

No existe un tratamiento único. Las adicciones del comportamiento son muy diferentes entre sí, y cada una de ellas tiene características específicas que deben tenerse en cuenta, aunque en la mayoría de los casos se abordan desde la terapia cognitiva conductual y normalmente no implica el uso de fármacos.

Programa de prevención sobre dependencias y adicciones «¿DIVERSIÓN O ADICCIÓN 4.0?» subvencionado por la Consejería de Salud y Consumo

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