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Tradicionalmente el consumo de drogas estaba asociado al género masculino, quedando muy reducido el consumo en el género femenino. A medida que ha avanzado la sociedad hacia una concepción más igualitaria, la mujer ha ocupado una tendencia más elevada en el consumo de sustancias tóxicas.

Como hemos comentado con anterioridad, el consumo de sustancias tiene un impacto generacional. En la población adulta se observa una marcada diferencia en el consumo de drogas entre hombres y mujeres, igualándose entre la población adolescente entre ambos sexos, pudiéndose extraer las siguientes conclusiones  (Guía informativa “Género y drogas”. Diputación de Alicante):

  • Chicas y chicos registran niveles similares de consumo de alcohol y de exposición a episodios de consumo abusivo de bebidas alcohólicas
  • La frecuencia de consumo de tabaco es superior entre las chicas: un 13,6% fuma diariamente frente al 11,0% de chicos, si bien los chicos consumen mayores cantidades (5,7 cigarrillos/día frente a los 4,8 de las chicas).
  • El consumo de tranquilizantes/somníferos entre las chicas es casi el doble que entre los chicos.
  • Aunque el porcentaje de chicas consumidoras de cannabis es casi similar al de los chicos, los consumos más frecuentes tienen una presencia considerablemente mayor entre los chicos.
  •  El consumo de drogas ilícitas, diferentes del cannabis, continúa siendo muy superior entre los chicos.

Pese a ir hacia una sociedad más igualitaria, todavía sigue presente una visión diferente en la visión de la mujer en el consumo, estigmatizándola  provocando diversas consecuencias:

  • Que no se le preste la debida atención a los consumos femeninos, ignorando la evidencia de que tanto hombres como mujeres consumen drogas.
  •  Sometiendo a las mujeres con problemas con las drogas a un mayor nivel de rechazo o sanción social que a los hombres.
  • Aunque los consumos de drogas son menos frecuentes entre las mujeres, las mismas cuentan con mayores dificultades en el tratamiento de los problemas de adicción a estas sustancias
  • Impidiendo percibir que las consecuencias o problemas que se derivan de los consumos son diferentes en hombres y mujeres.

Por lo tanto, debemos tener presentes las diferencias y peculiaridades del género en cuanto a la motivación para consumir drogas, los patrones de consumo,  los efectos y consecuencias derivadas del consumo de sustancias.

La estigmatización de las mujeres con problemas de adicción a las drogas refuerza su aislamiento social, a la vez que favorece la ocultación del problema, la ausencia de petición de ayuda para superar el mismo o su demora hasta que las consecuencias sobre su salud física y mental o en su vida familiar, social o laboral resultan insostenibles.

Así mismo, se debe sensibilizar y concienciar acerca de los prejuicios asociados al consumo de sustancias nocivas en mujeres. Este hecho favorece la ocultación del problema, la aísla socialmente y dificulta la petición de ayuda hasta que las consecuencias de su adicción afectan y desbordan en diferentes ámbitos de su vida (salud, social, laboral, familiar, etc.). Del mismo modo, esta estigmatización se vislumbra en la diferencia entre sexos en el acceso a programas y servicios o asistencia a  las adicciones.

Programa de prevención sobre drogodependencias y adicciones «Diversión y adicción 5.0» subvencionado por la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía.

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