Perspectiva de género y consumo de alcohol

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Perspectiva de género y consumo de alcohol

Start Time :

13 noviembre 2020 @ 08:00

Finish Time :

15 noviembre 2020 @ 17:00

Descripción del Evento

 

MUJERES Y ALCOHOL

El género determina de manera significativa la salud de hombres y mujeres y su relación con las drogas. Con el alcohol ocurre lo mismo, ya que ambos consumen de forma diferente; los hombres en sociedad y las mujeres en el hogar. En cuanto a los factores de riesgo también se encuentran sesgos con respecto al género: los hombres son influenciados por presiones sociales, laborales y el sentimiento de masculinidad, y las mujeres lo son por dificultades de conciliación familiar.

La visión de la sociedad también se encuentra influenciada por la visión patriarcal de la que se nutre, ya que en el caso de los hombres, el consumo de alcohol es percibido como una conducta natural, social y  culturalmente aceptada, excepto en los casos donde la adicción al alcohol está vinculada con conductas violentas, temerarias o antisociales.

Por ello, las mujeres adictas a las drogas sufren un mayor grado de reproche social que los hombres, lo que se traduce en un menor apoyo familiar y social, mayor estigmatización y aislamiento social. Estas circunstancias favorecen la  ocultación del problema y una mayor demora a la hora de solicitar ayuda para superar su problema. Este hecho está avalado a través de numerosas investigaciones, donde se pone de manifiesto que estas retrasan la solicitud de ayuda hasta el momento en que aparecen consecuencias sobre su salud física y mental, vida familiar, social o laboral. Esta circunstancia explica, por ejemplo, cómo, siendo la proporción de hombres con problemas de abuso de alcohol el doble que de mujeres, las tasas de tratamiento masculinas cuadriplican a las femeninas (RUBIO, G. y BLÁZQUEZ, A. 2000).

A las peculiaridades anteriormente nombradas, hay que añadirle la incomprensión y el rechazo por parte de su entorno social más próximo. Cuando el alcoholismo aparece en el género masculino, es la familia y entorno social próximo el que le ofrece apoyo y colaboración para tratar de afrontar el problema, pero en el caso de las mujeres, aparece el desinterés, o la oposición de su entorno a la hora de iniciar un tratamiento terapéutico. Esta desigual respuesta de la red de apoyo a los procesos de adicción al alcohol, en clave de género, revela el por qué muchas mujeres deciden ocultar el problema, por el temor a ser estigmatizadas como adictas y sufrir la exclusión o rechazo de su entorno.

En los último años, esta percepción sobre el consumo se ha visto muy condicionado por el factor generacional, si bien entre las personas adultas, por la educación tradicional recibida, la adicción al alcohol es percibida como un comportamiento reprobable, objeto de rechazo social. Por el contrario, no está ocurriendo lo mismo con las últimas generaciones de adolescentes y jóvenes, que ya perciben con total normalidad el consumo entre hombres y mujeres. Es por ello, que en nuestra sociedad existen dos lecturas diferenciadas con respecto al consumo de drogas por las mujeres, por una lado se encuentra el rechazo cuando el consumo parte de mujeres adultas, ya que desafían al rol tradicional femenino, y por otro lado, la aceptación cuando el consumo es realizado por adolescentes y jóvenes, ya que es una expresión de igualdad.

Esta tendencia es notable, ya que en los últimos años, al igual que con el tabaco, se ha experimentado un incremento notable del consumo de bebidas alcohólicas entre las mujeres. A pesar de esto, los hombres consumen bebidas alcohólicas en una proporción mayor que estas, ingieren mayores cantidades, mostrando así unos patrones de abuso de alcohol superior a ellas. A pesar de estos patrones de consumo, las mujeres son más vulnerables a sus efectos, en el caso del alcohol, las diferencias en los procesos de metabolización de las bebidas alcohólicas y en el peso corporal explican el por qué el Ministerio de Sanidad y Consumo fije un umbral para los consumos de riesgo diferentes para cada sexo, para los hombres de 28-35 unidades básicas estándar de alcohol semanales (28-35 copas de vino o cañas de cerveza) y de 17-21 UBE para las mujeres.

Los estudios sobre los efectos del alcohol a largo plazo indican que las mujeres tienen las siguientes peculiaridades que las diferencian de los hombres:

  • Un mayor riesgo que los hombres de sufrir daños en el hígado, cerebro y enfermedades cardíacas.
  • Los daños del alcohol en el organismo tienen una evolución mucho más rápida, incluso con un consumo menor.
  • Las mujeres presentan mayores tasas de mortalidad asociadas al alcohol.
  • Depresión, suicidios, baja autoestima y soledad (trastornos que son mucho más frecuentes entre las mujeres alcohólicas que entre los hombres).

Por lo anteriormente comentado, se hace evidente la necesidad de tratar las adicciones, como el alcoholismo, con perspectiva de género, ya que se lograría una mayor compresión, una prevención adecuada y un mejor acceso y respuesta al tratamiento.